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Periodismo, acceso a la información y Desigualdad


En agosto de 2021, se desató un escándalo nacional: para llevar internet a las zonas más apartadas del país, el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) había adjudicado un contrato a Centros Poblados, una unión temporal sin experiencia ni capacidad financiera, que había falsificado documentos en la licitación. Centros Poblados había recibido también un anticipo de setenta mil millones de pesos que fueron sacados del país. La controversia llevó a la renuncia de la Ministra Karen Abudinen en septiembre. La revelación de estas irregularidades no hubiera sido posible sin el trabajo de la periodista Paola Herrera y sin el acceso que ella y su equipo tuvieron a información pública relacionada con dicho proceso de contratación.

Esto evidencia el rol esencial que cumple el periodismo para el funcionamiento de la democracia: provee a la ciudadanía de información clave para activar debates sobre temas de interés público, visibiliza las actuaciones de las autoridades, controla los poderes políticos y privados, y en últimas, nos permite tomar decisiones informadas. Sin embargo, con gran frecuencia, los periodistas de todo el país se enfrentan a obstáculos para acceder a la información que requieren para ejercer su tarea de informar, ejercer control y hacer contrapeso al poder. Estas desigualdades en el acceso a la información hacen que el ejercicio periodístico quede limitado, y esto termina generando y profundizando desigualdades sociales y políticas.

Aunque la problemática para acceder a información es generalizada, esta es más aguda en las zonas más apartadas del país. Además de problemas como los riesgos exacerbados que enfrentan los periodistas al ejercer su labor, y de barreras del contexto como un menor acceso a internet, los medios periodísticos regionales enfrentan mayores obstáculos para acceder a información pública. Esto se debe, entre otros, a una más débil presencia del Estado, y a una menor inversión en sistemas de gestión, transparencia y entrenamiento a funcionarios.

La importancia de democratizar el acceso a la información

La información es un bien público que por derecho nos pertenece, a todos. Así lo garantizan tanto la Constitución, como la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Este derecho se complementa por definiciones como las que plantea la Unesco en su carta de constitución, argumentando que todos los miembros de una comunidad deberían tener asegurada “la posibilidad de investigar libremente la verdad objetiva y el libre intercambio de ideas y de conocimientos”.

Por supuesto, para que los ciudadanos tengamos acceso a este derecho, y para que el periodismo pueda cumplir con su rol, el Estado debe asegurar el derecho de acceder a información pública, completa y de calidad. No solo eso, sino que también se requiere que existan espacios alternativos a los oficiales para evaluar, fiscalizar y exigir al Estado. Estos aspectos son particularmente relevantes en nuestra era, caracterizada por tener la mayor circulación de información y datos de la historia, al igual que por la existencia de mares de desinformación.

En el caso de nuestro país, y aunque muchos no estemos conscientes de ello, existen múltiples barreras para ejercer el periodismo y para acceder a la información. Como lo señala Hugo, “Colombia es un país de datos abiertos entre comillas”, pues periodistas como él se enfrentan todos los días a dificultades para cumplir con su trabajo actuando como contrapesos del poder y formadores de opinión pública. Sin transparencia, “el poder tiene licencia para hacer cualquier cosa”, como lo resalta Óscar, también periodista.

Estas barreras no solo afectan a los periodistas y medios de comunicación. En últimas, nos afectan a todos, pues la producción de noticias, investigaciones y reportajes contribuye a que los ciudadanos recibamos información que nos interesa y que tiene un impacto en nuestro día a día. Esta relación se da no solo a través de los grandes medios periodísticos, que tienen un impacto a nivel nacional. Los medios regionales son también fundamentales. Como lo señala Iván, “así como los medios de cobertura nacional juegan un papel preponderante en la política nacional, y consecuentemente en la política pública, los medios regionales pueden tener el mismo efecto sobre la política pública a nivel local, siempre y cuando no se interfiera, ni se limite su labor”.

En la práctica, sin embargo, existen diversos factores que sí limitan su labor. No solo factores como los ya mencionados, sobre los riesgos a la seguridad de los periodistas, o el bajo acceso a internet, sino también, las dificultades económicas que enfrentan los medios independientes, pequeños y regionales. Como lo señala Oscar, “los recursos con los que cuentan periodistas regionales para acceder a la información son más limitados que con los cuentan periodistas de medios nacionales". A esta presión económica se suman presiones políticas que ejercen algunos gobernantes locales, por ejemplo, cuando pagan pauta publicitaria a los medios que son indulgentes con ellos y le quitan pauta a quienes los cuestionan.

En últimas, los efectos de estas problemáticas se traducen en que en buena parte de los municipios del país, no existen medios de comunicación que produzcan noticias locales. De acuerdo con la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), solo cuatro de cada diez municipios cuentan con un medio de comunicación que produce noticias locales[1]. Esto implica que la cobertura noticiosa regional termina estando en manos de los medios nacionales, lo cual tiene un impacto sobre los temas a los cuáles se les da prioridad, se investigan y que, por tanto, pueden tener o no un impacto local. Esta dinámica termina reproduciendo desigualdades entre lo que llamamos el centro y la periferia.

Todos nos informamos, todos actuamos: Re-imaginar desde la transparencia y la ciudadanía activa

Las anteriores reflexiones evidencian que para reducir la desinformación y mejorar la toma de decisiones a nivel local, es urgente fortalecer el acceso a la información pública y los medios periodísticos regionales. Esta no es solo una labor del Estado o de los organismos de control- Tampoco es una tarea únicamente de los medios de comunicación. Cada uno de nosotros tiene también un rol que cumplir como ciudadano y miembro de una misma comunidad: proteger y apoyar a quienes dedican y defienden la labor de informar, investigar y esclarecer. Esta labor inicia por visibilizar las desigualdades que existen en el acceso a la información, y las desigualdades que enfrentan los medios y periodistas, sobre todo los regionales. Como una primera contribución a hacer visibles estos hechos, Andrés realizó este cortometraje, llamado Radio Hígado. En él se captura un radio que se sintoniza a través de un hígado de cerdo, mientras se escucha un diálogo sobre las barreras que enfrentan los periodistas colombianos que limitan el acceso a la información de los ciudadanos, generando y profundizando así las desigualdades políticas y sociales que vivimos en Colombia. El hígado sintoniza lo humano, visceral y real de la labor periodística, los peligros que enfrenta, y su vitalidad para nuestro sistema social. Los tejidos del hígado, y su composición, actúan como antena receptora. Sin el hígado, no se sintonizaría el diálogo.

Este escrito hace parte de una serie de 30 columnas reflexionando sobre 30 diferentes formas de desigualdad en Colombia que publicamos semanalmente los lunes. Las columnas fueron escritas a partir de un proceso de diálogo entre 150 jóvenes académicos, artistas, activistas, víctimas y demás personas de diferentes perfiles y saberes. Este proyecto se llama Re-imaginemos, y es una carta abierta invitándonos a hablar, cuestionar y reimaginar las desigualdades.

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Coautores:; Hugo Cárdenas, periodista de El País de Cali; Luisa Fernanda Isaza, abogada de Ibagué; Iván Bornacelli, economista de Valledupar; Oscar Neira, periodista independiente y docente de Florencia; Andrés Vergara, filósofo y artista de Ibagué.


[1] Cartografías de la Información https://flip.org.co/cartografias-informacion/

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