Desigualdad y Educación
- mjosecorr1110
- 10 ago 2023
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 6 feb 2024
Existen pocos temas tan arraigados a nuestras vidas como la educación. La educación es parte esencial del ser humano, de ahĆ la importancia de entenderla como un derecho al que todos podamos acceder, de acuerdo con nuestros propios intereses y proyecto de vida. En Colombia, sin embargo, no todos tenemos las mismas oportunidades de educarnos, y existen enormes desigualdades en la calidad de educación que unos y otros podemos recibir. A propósito del DĆa Internacional de la Educación, en esta columna discutimos sobre algunas de las causas y consecuencias de la desigualdad en la educación, y sobre posibles soluciones a esta.
¿De dónde provienen las desigualdades en la educación?
Las desigualdades en la educación no son nuevas; son el resultado de desigualdades históricas, y de problemas sociales persistentes que hacen que exista una relación entre esta y otras formas de desigualdades, incluidas las de gĆ©nero, raza, territorios e ingresos. Por ejemplo, si analizamos los puntajes de lenguaje en las pruebas PISA por el nivel de ingresos de los estudiantes, encontramos que los estudiantes que provienen de los hogares mĆ”s ricos (el 5% mĆ”s rico) obtienen puntajes 86 puntos por encima que los estudiantes que provienen de hogares mĆ”s pobres (el 5% mĆ”s pobre). Se estima que el nivel de ingresos de un estudiante podrĆa explicar el 14% de la variación en su puntaje en esta prueba. Es decir, buena parte de las diferencias en resultados se derivan directamente de aspectos que el estudiante no puede controlar, como la suerte o no de nacer en un hogar de altos ingresos. AdemĆ”s de esto, las cifras demuestran que la relación entre desigualdades de educación y de ingresos se āheredanā. Por ejemplo, si tus papĆ”s no terminaron el bachillerato, solo tendrĆ”s 15% de probabilidad de acceder a una universidad; mientras que, si uno de tus padres sĆ terminó el bachillerato, tendrĆ”s 60% de probabilidad[1].
Existe tambiĆ©n una relación entre desigualdades de educación y desigualdades territoriales. Muestra de ello es que al observar los resultados de las pruebas SABER 11 encontramos que los peores puntajes se encuentran concentrados en āla periferiaā del paĆs, es decir, en las zonas rurales mĆ”s apartadas, que son las zonas con mayor pobreza, mayor violencia, y tambiĆ©n, mayor presencia de población afrocolombiana. Esto reitera la deuda histórica que tenemos como paĆs con ciertas comunidades y ciertos territorios, y evidencia que las desigualdades en la educación, mĆ”s que un sĆntoma, son, sobre todo, un resultado de muchas otras desigualdades. Como lo dice Miguel, āhablar de las desigualdades en la educación, es hablar de las mismas desigualdades sociales que afectan a nuestro paĆsā.
Ahora, una idea que tenemos muchos, es que la educación es el motor principal que tenemos para romper con esas desigualdades históricas y salir adelante. Lamentablemente, la evidencia muestra que la mayorĆa de veces esto no es asĆ. De hecho, en muchas maneras, el sistema educativo reproduce e incluso amplifica la desigualdad. Un ejemplo lo vemos en el caso de la educación a la primera infancia (de 0 a 5 aƱos), a la cual buena parte de los niƱos de hogares de menores ingresos no tiene acceso. Esta falta de acceso implica que estos niƱos no estĆ”n recibiendo educación en los aƱos mĆ”s importantes de su desarrollo cognitivo.
Ahora, las desigualdades en la educación no solo resultan de desigualdades sociales; tambiĆ©n son el resultado de la manera como hemos diseƱado el sistema educativo. Uno de los problemas tiene que ver con la remuneración de los docentes. Como lo seƱala Daniel āsegĆŗn el escalafón de la institución donde trabajaba como profesor, el ingreso extra por tener grado de maestrĆa, son $6,000 pesos. Es decir, que, si hubiera hecho la maestrĆa en esa misma universidad, me hubiera demorado 40 aƱos en recuperar su costoā. Un sistema educativo que no remunera ni reconoce al docente, termina profundizando las desigualdades.
Otro problema del sistema educativo tiene que ver con las desigualdades y estigmas entre los dos sistemas que coexisten: el pĆŗblico y el privado. Miguel, quien comenzó su carrera en una universidad pĆŗblica y terminó becado en una privada, explica que en los dos lados se tienen percepciones opuestas y contradictorias respecto a la realidad del otro. āLos de la universidad privada piensan que los estudiantes de las universidades pĆŗblicas reciben educación de menor calidad y entorpecida por los movimientos estudiantiles, mientras que los de la universidad pĆŗblica piensan que la educación privada carece de calidad y que no existe mĆ©rito acadĆ©mico de sus estudiantes mĆ”s allĆ” del poder socioeconómico de sus familiasā. MĆ”s allĆ” de estos estigmas, lo que sĆ es cierto es que existen desigualdades entre los dos sistemas. Por ejemplo, al evaluar los resultados en las pruebas SABER 11, la educación oficial puntĆŗa sistemĆ”ticamente por debajo de la no oficial. Estas diferencias se acrecientan por el insuficiente gasto en el sistema educativo pĆŗblico. Las demandas de los estudiantes en el paro del 2021 son muestra de la deuda que tenemos como sociedad frente a la educación, sobre todo, la educación pĆŗblica.
Otro hecho coyuntural que hemos vivido en el Ćŗltimo par de aƱos, que tambiĆ©n tiene repercusiones sobre las desigualdades en la educación, ha sido la pandemia del COVID-19. Esta ha visibilizado las desigualdades que ya existĆan, y lamentablemente, tambiĆ©n las ha aumentado. Un ejemplo de lo anterior es el hecho que los estudiantes en zonas rurales fueron los mĆ”s afectados por las restricciones derivadas de la pandemia. Para la mayorĆa de estos estudiantes fue difĆcil o imposible asistir a clases virtuales debido a la poca o nula conexión a internet en zonas rurales, y al no contar con computadores y celulares en sus hogares. Como lo menciona Maria Isabel, a los niƱos āles ha tocado estudiar solos, a travĆ©s de guĆas impresasā¦siempre ha sido la periferia la que mĆ”s ha tenido que aguantarā. Los efectos de la pandemia tambiĆ©n afectaron desproporcionalmente a los niƱos mĆ”s pequeƱos, dado que su proceso de aprendizaje es experiencial y de contacto con otros niƱos. Estos rezagos tendrĆ”n sin duda repercusiones a largo plazo.
Re-pensar la educación
Re-imaginar la educación desde una óptica menos desigual es todo un reto. Se requieren reformas profundas en los modelos educativos, mayor inversión, mejores salarios para los maestros, y explorar posible articulaciones y colaboraciones entre el sistema pĆŗblico y el privado. En esta columna queremos, sin embargo, reflexionar sobre un tema menos explorado: el rol de la educación artĆstica para reducir las desigualdades. La educación artĆstica es un catalizador del desarrollo humano y del trĆ”nsito hacia nuevos paradigmas educativos. La mĆŗsica, el teatro, la pintura tienen el potencial de generar empatĆa y conectarnos a pesar de nuestras desigualdades, diferencias y estereotipos, pues sin importar el estrato, el carĆ”cter pĆŗblico o privado, las distinciones entre lo urbano y lo rural, podemos conectarnos con nuestras emociones y con las de los otros. AsĆ se permite que el conocimiento surja de manera activa, multidisciplinaria y experiencial: podemos aprender fĆsica a travĆ©s de la danza, quĆmica a travĆ©s de la pintura o lenguaje a travĆ©s del teatro. Las pedagogĆas que conocemos como āalternativasā han desarrollado estos principios con mucha eficacia. El reto ahora es cómo llevarlos a la educación tradicional para aprovechar sus ventajas como una alternativa para reducir las desigualdades en la educación.
Repensar las desigualdades en la educación requiere tambiĆ©n comprender la educación desde una perspectiva sensible, autónoma y colaborativa. Repensar una educación que permita la libertad de expresión y el diĆ”logo creativo; una educación en la cual el conocimiento no se mida solo por pruebas estandarizadas ni bajo la lógica de la competencia, sino a partir de la diversidad y de la construcción del tejido social. En un paĆs tan desigual y donde tantas heridas siguen abiertas, es primordial que re-imaginemos, entre todos, una educación sensible, sanadora y mĆ”s equitativa. A travĆ©s de esta ilustración transmitimos 5 elementos para una educación transformadora.
Este escrito hace parte de una serie de 30 columnas reflexionando sobre 30 diferentes formas de desigualdad en Colombia que publicamos semanalmente los lunes. Las columnas fueron escritas a partir de un proceso de diĆ”logo entre 150 jóvenes acadĆ©micos, artistas, activistas, vĆctimas y demĆ”s personas de diferentes perfiles y saberes. Este proyecto se llama Re-imaginemos, y es una carta abierta invitĆ”ndonos a hablar, cuestionar y reimaginar las desigualdades.
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Coautores: Santiago Pulido, investigador con experiencia en polĆtica pĆŗblica; Catalina Saavedra, artista plĆ”stica y pedagoga; Maria Isabel Parra, filósofa y docente investigadora de Santander; Daniel Ćngel, emprendedor educativo y docente; Miguel GonzĆ”lez, ingeniero y estudiante que ha transitado entre los sistemas educativos pĆŗblicos y privados.
Editora: @Allison_Benson_; Sara Rueda
[1] Portafolio. Editorial junio 26 de 2018