Cuestionar las políticas de conservación ambiental en momentos donde el mundo parece acabarse, es una reflexión que además de contra-intuitiva podría parecer inmoral. Sin embargo, esta ha sido la cuestión que nos ha reunido por meses a quienes escribimos esta columna, para reflexionar sobre las desigualdades que pueden generar las políticas de conservación de la naturaleza. En la columna hablamos sobre la experiencia de una de las coautoras, la lideresa Wayuu Gloria Iguarán, y sobre el riesgo de desplazamiento que ha enfrentado su comunidad (Palaima), después de la declaratoria de su territorio como parte del Santuario de Flora y Fauna “Los Flamencos”. A partir de este caso, proponemos a los lectores cuestionar el ideal de naturaleza prístina que sostiene políticas de conservación en las que no participan ni deciden las comunidades indígenas o campesinas que habitan estos territorios (y que, de hecho, los han preservado), generando presiones y vulneraciones sobre dichas comunidades.
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