“¿Qué comiste ayer?” La respuesta que demos a esta pregunta con seguridad variará mucho entre personas, y dependerá, en buena medida, de aspectos como nuestro nivel de ingresos, lugar de residencia y acceso a educación. Algunas personas responderíamos a esta pregunta pensando en el tipo de alimentos que consumimos, otros nos haríamos una pregunta más fundamental: ¿pude comer ayer? Quizás algunos pensaríamos sobre qué tan difícil fue elaborar la comida, si fue creada por un chef o recreada después de verla en YouTube. Probablemente menos personas reflexionaríamos sobre aspectos como ¿cómo llegó este alimento a mi plato?, ¿lo que comí me alimentó o solo me llenó?, ¿lo que comí contamina el planeta?, ¿desperdicié mi comida? Es necesario empezar a hacernos estas preguntas, pues comer es un acto diario que se relaciona con los modos de agricultura predominantes, y que tiene repercusiones sobre el medio ambiente, la justicia social, la salud pública y la desigualdad.
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