Existen dos Colombias, o varias. La del centro, donde están las oportunidades laborales, la prestación de servicios públicos es prácticamente universal y la inseguridad se vive principalmente a través del hurto. Las otras Colombias son la periferia, la del Pacífico, Arauca o el Catatumbo o incluso la de Aguablanca en Cali. Las Colombias donde las oportunidades laborales formales son precarias, no se sabe quién es dueño de la tierra, los ingresos no alcanzan para salir de la pobreza, el acceso a energía eléctrica y agua son interrumpidos o no existen, y la violencia se vive día a día en la forma de amenazas de grupos armados ilegales, desplazamiento y asesinatos. La coexistencia de estas Colombias son un ejemplo de las profundas desigualdades sociales, económicas y políticas que existen en nuestro país. Desigualdades que deberían estar en el centro del debate en estas elecciones presidenciales, y, sobre todo, en la agenda de quien sea elegido como nuestro próximo presidente.
top of page
bottom of page
Comments